Mientras escribo estas líneas reflexiono cómo ha cambiado velozmente el medio ambiente en el que vivimos y en el que tenemos que enfrentarnos a diario. Nuestros hijos están más expuestos a tanta influencia en la que tienen que decidir o bien dejarse arrastrar por los compañeros de trabajo o escuela para no sufrir bullying. También el clima ha cambiado velozmente por los grandes daños que hemos hecho a nuestra ecología, de manera que nuestra temporada de lluvias se ha modificado en forma y fondo, granizos, trombas, inundaciones, altas temperaturas en el día y anuncio de un crudo invierno durante las noches. Nuestra patria está gritando a voces que requerimos cambios concretos, ya no queremos tanto discurso vano que solo está lleno de promesas y palabras. Los más corruptos, hoy nos los presentan como inocentes. Pero, los verdaderos inocentes y destinatarios de las malas decisiones de quienes nos lideran, en las diferentes esferas políticas y económicas ven con tristeza y frustración que cada día no se pueden solventar las necesidades básicas. Los congresos locales y federales no se quedan atrás

Los creyentes estamos viendo todos estos acontecimientos, y el mes pasado con gusto, con gallardía y solidaridad nos unimos y fuimos a defender los derechos básicos de la vida, la familia y la libertad. Lo hicimos convencidos del llamado que nos hace Jesucristo: “El que reciba a un niño como este en mi nombre a mi me recibe” Mt 18,5. Y no solo me refiero a los pequeños no nacidos, también a nuestros hijos que nuestras leyes los quieren confundir. En el ámbito intelectual con el relativismo, en el área afectiva, emocional, psicológica y hasta biológicamente, a tal grado que les quieren arrancar el derecho a tener una familia de acuerdo al plan de Dios, gozar de tener un padre varón y una madre mujer, bajo el proclamado principio de la libertad de decidir.

Hoy son tiempos que reclaman y exigen la definición y claridad de conceptos básicos, buscando la verdad y la paz, es decir, vivir una plena cultura del amor.

Dios está buscando, Dios está llamando hombres que quieran su mundo impactar, que quieran su vida entregar a él. Para ello, requiere que vivamos nuestra hombría férrea, decidida, consciente, razonada y defendida. Ser la punta de lanza en la sociedad, en nuestros grupos sociales, de escuela, trabajo y de Iglesia. ¿Estás preparado para responder hoy? Es necesario alimentarse con la fuerza de la Eucaristía, la Palabra de Dios que te ayuden a ser congruente entre lo que piensas, dices y haces. Actúa ya, no mañana, ¿Realmente eres punta de lanza para llegar al corazón de quienes tienes a tu cargo y de quienes lideras?
OCT 2 2019
Gerardo Merced Flores Domínguez