Chesterton escribió que: “Todos estamos bajo la misma calamidad mental, olvidando quiénes somos”, y agregaría que también hemos olvidado lo que es todo lo demás.

Una profunda y prevaleciente experiencia de desorientación es una de las grandes aflicciones de nuestra era, rompe el corazón, y si vamos a tener una idea de lo que está pasando, vamos a necesitar pasar un poco de tiempo definiendo  elementos centrales de nuestra experiencia, como virtud, y masculinidad, de modo que unos pocos objetos definidos, puedan mantener nuestra vida de la misma manera que las estacas sostienen una tienda de campaña.

1. VIRTUD

La palabra virtud, como tal, proviene del latín virtus, virtūtis, y se deriva del vocablo latín vir, que significa ‘varón’, ‘hombre’, pues se refiere a la cualidad del valor, asociada a lo masculino en el pensamiento antiguo. Así se decía que el hombre es el que muestra valor. En nuestros días, la virtud puede designar la fuerza, el vigor o el valor que una persona presenta ante determinadas situaciones.

La mejor descripción de la virtud es: la fuerza masculina. Si lo leemos de otra manera, eso cambiará un poco lo que creemos que significa ser un hombre fuerte, ya que los elementos mismos de la fuerza masculina son la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza, así como la fe, la esperanza y el amor. No músculos, ni insensibilidad, ni frialdad, ni quietud, sino virtudes. Si le preocupa convertirse en hombre, tenemos disponible una prueba de fuego. ¿Qué cualidades estás desarrollando? ¿Te estás volviendo prudente? ¿Te estás volviendo justo? Más que nada, ¿te estás volviendo amable? No son todos los elementos de la fuerza varonil, pero son los pilares del castillo donde viven todos los demás, como los caballeros de la mesa redonda.

2. MASCULINIDAD

La masculinidad es un sustantivo, pero es complicado. Viene del masculus, que significa varón, pero en cierto modo significa varolinidad. Es como la palabra personalidad, que viene de la palabra persona. Describe la calidad específica de una persona individual, la forma en que su especificidad se manifiesta en el mundo. Con demasiada frecuencia, utilizamos la personalidad para disculpar las cualidades irritantes de una persona, pero se supone que llama la atención sobre su singularidad. Tienen una forma especial de hacer las cosas, y cuando lo hacen, sabemos que nadie más podría hacerlo. La masculinidad es así. Describe la forma singular en que un hombre virtuoso hace las cosas, una cualidad de sus acciones que es absolutamente única. Probablemente se entienda mejor cómo dignidad, como en: digno de un hombre. Nacimos como hombres, pero tenemos la esperanza de la masculinidad, esperando coronar nuestras mejores acciones de la misma forma en que los laureles coronan a los corredores. La masculinidad es como se ve, un hombre que vive bien. Por supuesto, el término ha sido mutilado más allá de todo reconocimiento para describir cómo lucen los hombres caídos: orgullosos, insensibles, ruidosos, escandalosos.  Pero volviendo a la virtud. Si la fuerza masculina de una persona no se ve virtuosa, tampoco es varonil. No es digna.