Este fin de semana hemos vivido una experiencia kerigmática en Factor Hombre para más de 150 hermanos que escucharon el llamado de Jesús y cerramos con la celebración eucarística y quiero compartir para todos los que siguen nuestros blog un mensaje que perdure durante el adviento tomado del mensaje del Papa Francisco el 1º. de diciembre:

El Papa Francisco hizo un llamado a despertar “del sueño de la indiferencia, de la vanidad” que lleva a abandonar al débil.

Así lo expresó en su comentario este domingo 1 de diciembre, primer domingo de Adviento, en el Palacio Apostólico del Vaticano.

“El sueño del cual debemos despertarnos está constituido por la indiferencia, la vanidad, la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano que está solo, abandonado o enfermo”, dijo el Papa.

El Pontífice explicó el sentido del Adviento y recordó que significa “vigilancia”, mientras que “vigilancia significa estar pendientes de nuestro prójimo en dificultad, dejarse interpelar por sus necesidades, sin esperar a que él nos pida ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como siempre hace Dios con nosotros”.

“Estamos llamados a tener visión de fe y de esperanza, mientras caminamos sobre el camino de la vida, a través de sucesos felices y dolorosos, serenos y dramáticos”.

“Cuantos tienen hambre y sed de justicia las pueden encontrar únicamente recorriendo la vía del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir el camino marcado por intereses egoístas que provocan conflictos y guerras”.

Por el contrario, “si cada uno buscase, con la guía del Señor, la vía del bien, entonces el mundo tendría más armonía y concordia. El Adviento es el tiempo propicio para la acogida de la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios”.

“Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: ‘Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor’. Velar no significa tener materialmente los ojos abiertos, sino tener el corazón libre y dirigido a la dirección precisa, es decir, dispuesto a la entrega y al servicio”.