“Una responsabilidad inmensa pesa sobre mí. Mi vida tiene un objetivo que cumplir”

“… ¡Yo te lo mando!, ¡Ánimo, sé valiente!. ¡Ten valor y Firmeza!. No te asustes ni te acobardes, que el Señor tu Dios, estará contigo en todas tus empresas .[ Jos. 1, 2 ss.]

Ten valor, ten firmeza .. ten carácter.

Mi vida tiene un objetivo que cumplir. En mi alma está en proyecto mi porvenir en esta vida terrena y en la eterna; he de procurar de llevar a término este proyecto de Dios para ser feliz aquí abajo y poder gozar con Él para siempre en el cielo.»

En el comienzo de su vida, todo hombre se pregunta: «Vida ¿Qué me darás? ¿Qué es lo que me espera?» Y la vida le devuelve la pregunta, como la tierra al campesino: «Depende de lo que tú
me des. Recibirás tanto cuanto trabajes, y cosecharás conforme hayas sembrado.»
No se puede pedir que todos los hombres sean ricos o muy inteligentes, ni que todos sean famosos, pero sí que todos tengan carácter.
A continuación me permito presentarles una historia que muestra lo que significó para ese hombre vivir con fuertes principios personales una gran fortaleza en su interior, gran voluntad sobre todo un carácter a prueba de amigos, de miedos, de libertad, de vida, de su propia muerte.
Régulo en Cartago
Cartago envió una embajada a Roma para pedir la paz. Se le confió la misión al romano Régulo, que estaba preso, y se le exigió el juramento de volver a la cautividad si la misión no alcanzaba éxito. Puedes imaginarte la emoción de su alma al ver de nuevo su amada Roma. Y habría podido quedarse allí, en su patria, definitivamente, en caso de conseguir la paz.
¿Sabes qué hizo?
Fue él precisamente quién abogó con más ardor por la continuación de la guerra; y cuando el Senado le alentaba a quedarse, dando por motivo que el juramento arrancado a viva fuerza no obliga, contestó:
“¿Tan empeñados estáis en que me degrade?. Bien sé que me esperan torturas y muerte al volver. Pero ¡qué cosa más de poca importancia es todo esto en comparación con la vergüenza de una acción infame, con las heridas de un alma culpable! Quiero conservar en su pureza el carácter romano, aun siendo prisionero de los cartagineses.”

“He jurado volver. Cumpliré mi deber”.
Lo demás, dejadlo en manos de los dioses». Volvió a Cartago, y los cartagineses, en medio de
grandes tormentos, le dieron la muerte.
¡Éste era el carácter romano!
Pues, ¿cuál tendrá que ser el carácter cristiano?
Tal vez no hemos comprendido por completo lo que significa la palabra «carácter». Piensa para empezar, que la escuela actual tiene un gran defecto porque pone mucho empeño en formar la inteligencia de los jóvenes y olvida demasiado la formación del carácter, es decir, forjar la voluntad y la coherencia del hombre joven. De ahí la triste realidad de que en la sociedad abunden más las cabezas instruidas que las voluntades de acero, que haya más ciencia que carácter.
Hoy día, la falta aterradora de voluntad y de coherencia es el origen de muchos vicios, de los desordenes más trágicos de la humanidad. Hoy, el no tener carácter pasa, en el sentir de muchos, como virtud de prudente adaptación a las circunstancias, y la falta de coherencia con los propios principios se denomina «astucia», y el perseguir el interés individual se llama interés por el bien común. Por eso se prima tanto la comodidad y el goce sobre la honradez.
Y es que el carácter no es un «premio gordo» que se pueda conseguir sin méritos y sin trabajo, sino el resultado de una lucha ardua, forjada a base de autoeducación, de abnegación, de una batalla espiritual sostenida con firmeza. Y esta batalla ha de librarla cada uno por sí solo. Nadie lo hará por ti. !Anímate! El día en que ganes esta batalla, entonces se te escapará un grito de entusiasmo, como el que se le escapó a Haydin, el gran compositor, cuando oyó su obra titulada Creación: «Dios mío y ¿soy yo el autor de esta obra.»
Recuerda ;
¡Éste era el carácter romano!
Pues, ¿cuál tendrá que ser el carácter cristiano?
… ¿Cuál y cómo es tú carácter?
Hermano, hombre de Dios, el presente documento en este Blog, es solo la introducción en la formación de nuestro propio carácter, en siguientes intervenciones caminaremos en los qué en los cómo en los cuando
Nota: La presente aportación sin fines de lucro es un fragmento del Libro “El Joven de Carácter”, de Mons. Thihámer Tóth, Teólogo, obispo y escritor catóico. Nacido en Hungría en 1889.
José Ramón septiembre 30 del 2019
¡ Toda la Gloria a Dios!