Es una realidad que la oración es un medio de comunicación con la divinidad desde antiguo, un modo de platicar con Dios, hablo de la oración real, personal; la que comunica y no solo repite formulas hechas, la real comunicación de cada uno con el Padre celestial. La oración en muchas ocasiones es medio, no solo de comunicación donde platicamos, donde agradecemos o cuando comentamos a nuestro Señor lo que nos pasa, lo que nos preocupa; la oración en muchos casos es el medio para pedir, para clamar por ayuda.
Y esta ayuda no es solo para nosotros o para nuestra familias. La oración de ayuda es también un medio para pedir por otros. ¿Cuántas veces no decimos al enterarnos de un problema, una situación difícil o una desgracias de alguien conocido: «Lo voy a encomendar mucho», «lo pondré en mis oraciones», «pediré por ello a Dios”?
El punto importante de esta encomienda por el problema de otro es precisamente que nos interesa ese otro y para que nos interese debemos conocerlo. Debemos sentir ese dolor y compadecer, padecer-con, esa pena para pedir por su solución a Dios. No podemos pedir por alguien o por algo que no conocemos, sería falso.
Si bien podemos pedir por una causa o por alguien que no conocemos personalmente pero si sabemos de su situación, de su estado; por ejemplo, podemos saber, estar enterados, conocer del tema y hasta estudiar sobre los genocidios en Ruanda y pedir a Dios por que no suceda, por el sufrimiento de esas personas y por su situación, en cambio no podemos pedir, no al menos con el verdadero conocimiento y conciencia que demanda la oración real, por un incendio que ocurrió en una bodega de una ciudad de donde es originario un señor que lo comentó y escuchamos mientras estábamos en la fila del banco. Pedir, podemos pedir, lo que yo cuestiono es si es una verdadera forma de pedir en la oración. Si realmente nos interesase, y realmente de nuestro interior nace esta voluntad de orar por ese hecho, nos deberíamos de informar un poco mas preguntando, el nombre, cuándo sucedió, si hubo alguien lesionado, su nombre etc.
Y esta reflexión me lleva a cuestionar todas esas dudosas, si bien, bienintencionadas, listas de peticiones donde, aprovechando una app de mensajes comunitarios, pedimos a diestra y siniestra por personas y cosas que no conocemos mas que por leer un breve texto que en menor tiempo queda desplazado por otros textos similares. Eso me parece caer en la llamada Hipocresía digital que se expone en varios sitios de reflexiones mas doctas y profundas que esta humilde que estás leyendo ahora. Me cuestiono si estas listas no son similares a las ya reprobadas cadenas de oraciones, me parece que estas listas de peticiones son una salida facil y cómoda, totalmente alejada de la oración real, profunda, sincera, que tienen mas aspiraciones de llegar a Dios y que por el contrario se asemejan más a darle un like en cierta red social que a la oración que sirve de medio de comunicación con nuestro Señor.
Por eso te hago la siguiente pregunta, ¿realmente rezas, o solo pones “yo igual” en una lista de mensajes similares en un chat donde ni siquiera sabes a que supuesta causa estas uniéndote en oración y con ello acallar tu consciencia y sentirte muy bueno por darle like en vez de rezar?

Adolfo Cota F.