La oración es una forma de comunicación, y si partimos de su origen comunicación en latín es comunicare, que significa “poner en común”; por tanto, comunión, no es el solo hecho de recibir a Jesús a través de hostia consagrada, sino que es estar en una común unión con nuestro señor Jesucristo a través de la oración, y la oración es el dialogo franco y sincero que el hombre tiene con Dios a través de su hijo.

Así también, como hombre e hijos de Dios debemos de tener en cuenta, ese dialogo con Dios, con su hijo a quien le expresamos nuestras emociones, angustias, preocupaciones y necesidades, y en las menos de las ocasiones le agradecemos los favores recibidos, las bendiciones y las gracias que él nos provee.

De igual manera, podemos decir que en nuestro diario vivir la comunicación con nuestros seres queridos es si no nula, tal vez si no muy buena, la comunicación en familia debe ser un dialogo abierto, a saber, escuchar las necesidades e intereses del otro y no imponer mis ideas o convicciones, es llegar a un común acuerdo que permita la comunicación entre los tuyos.

Una buena comunicación puede ayudar a mejorar las relaciones con tu esposa o con tus hijos, puede ayudar a generar una autoestima en estos últimos, que les de seguridad de actuar, de crecer sin temor, porque saben que hay un padre que está con ellos y que los escucha, que les da confianza de que siempre serán respaldado y apoyados.

Jesús, antes de tomar una decisión, primero volteaba a Dios y oraba, y éste a través del espíritu santo lo iluminaba; así nosotros, cuando tengamos que tomar una decisión trascendental para nuestra vida o familia hay que orar a Dios para pedirle dirección, preguntarle a Dios, para donde, que es lo mejor, porque si no estamos acostumbrados a escuchar la voz de Dios en las cosas pequeñas, nos va a ser imposible escucharlo en las cosas trascendentales; Si no estamos acostumbrados a hablar con Él y escucharlo, va a ser muy difícil cuando la decisión tenga implicaciones muy grandes.
Comunicar no es tan fácil como parece y menos cuando se trata de la familia, por eso debes dar el primer paso de poner todo en manos de Dios y pedirle que nos ayude e ilumine para poder comunicarnos y dialogar con nuestras familias.
Podemos ganar más con una buena comunicación, porque no hay nada más gratificante que estar bien con los tuyos y el dialogo es la mejor opción que hasta una vida podemos salvar.

Comunicar, no solo es saber decir las cosas, sino saber escuchar a los demás.

Por Alberto Velasco Vera